viernes, 20 de junio de 2008

El empresario racista que contrató a un emigrante

Usted es un mediador del Ayuntamiento que ha sido enviado a una zona costera, poblada de negocios de restauración y ocio, que es un hervidero humano cada verano. En el decorado urbano no existe ningún rótulo de ningún establecimiento que esté en el idioma propio, ya que todo (incluidos los menús de los restaurantes y las ofertas de todas las tiendas) se lee en otros idiomas. Es más, cuesta oír hablar la lengua del país en aquella población.

El señor Felipe es el propietario de un restaurante de 30 plazas que piensa que su país está tomado por los invasores, por todas partes y desde todas las clases sociales.

–Estos turistas son los primeros en invadirnos, ¡Nos destrozan el paisaje y encima les servimos comida! –dice frecuentemente don Felipe en la barra, donde nadie entiende su idioma.

De la limpieza del local se encargaba diariamente una persona, que tuvo que dejar el trabajo. Antes de irse le recomendó a Don Felipe que contratara al señor Leandro que, como había sido camarero en su país, Ecuador, sabía muy bien cómo tienen que limpiarse las máquinas y los rincones de un restaurante.

Toda iba bien hasta que, en el día de hoy, un mes después de la contratación, don Felipe y el señor Leandro están discutiendo acaloradamente. A usted le paga el Ayuntamiento para que resuelva problemas como éstos y, nada más entrar en contacto con ellos, se da cuenta de que le pagan poco. Don Felipe le ha llamado para que sea testigo de la reunión, ya que él no es amigo de conflictos (dice) y ha quedado con don Leandro para zanjar sus diferencias.

Se trata de dar por terminada la reunión y liquidar lo que se deba don Leandro. Nada más empezar a hablar la situación se complica, porque ambas partes se reprochan incumplimientos de lo pactado. Por una parte, don Felipe está a punto de sacar el discurso de su opinión personal sobre la inmigración y, por otra, el señor Leandro va a hablarle de lo provincianos que son en aquella población, a pesar de estar en contacto con el turismo. En fin, la situación no permite que se discuta con objetividad y se impone un cambio de escenario.

¿Tiene usted alguna técnica que le permita provocar este cambio?
¿En qué principio estratégico va a basarse? ¿Qué va usted a decir nada más llegar y encontrarse a los dos a punto de llegar a las manos?

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